A
partir del momento en que me propuse recrear la mayor hazaña de la humanidad
para honrar, de alguna manera, un esfuerzo titánico, sin precedentes, por parte
de cientos de miles de personas, comencé a transitar un camino en el cual me
topé con mucha gente.
La
mayoría de ellos se mostraron dispuestos a acompañarme en un proyecto que
pretendía contar una historia ya conocida, pero con muchos detalles
desconocidos, ocultos e invisibles y con el valor agregado de estar en el
idioma de Cervantes, algo muy escaso en estas latitudes.
Hoy
el proyecto es una realidad y no existiría, tal y como fue concebido, sin la
ayuda de todos los que demostraron entusiasmo en el mismo, aportando
desinteresadamente sus distintas experiencias, conocimientos, consejos y cuando
hizo falta aliento para continuar y llevar a buen término este relato.
Agradezco
infinitamente a Pablo de León, quien en los últimos meses repartió su tiempo
entre la Universidad de North Dakota, donde dirige el Laboratorio de Vuelos
Espaciales Tripulados y su constante lectura del manuscrito y aporte de datos,
de primera mano, del programa Apolo para este libro.
Pablo de León, profesor de la UND
Muchas
gracias a Colin Fries, encargado de los archivos multimedia históricos de NASA
y a Eric Jones, editor de los registros de operaciones de la misiones Apolo
(Apollo Lunar Surface Journal) quienes, me permitieron utilizar gran parte del
material aquí expuesto.
Colin Fries y Eric Jones, curadores de los archivos históricos de la NASA
Son
muchos quienes, enterados del proyecto, decidieron de manera desinteresada,
sumar sus conocimientos, vivencias y experiencias relacionadas al programa
lunar, entre ellos quiero destacar a Jorge Coghlan, quien a través de su
incansable labor de difusión de la astronomía fundó el Centro de Observadores
Del Espacio (CODE) en Santa Fé el cual actualmente preside. Coghlan gentilmente
me facilitó las crónicas de una comitiva de la institución, encabezada por Ángel
Meynet, que viajó a Cabo Cañaveral para presenciar el lanzamiento de Apolo 11.
Jorge Coghlan, Fundador y Director del CODE
Gracias
a Jorge Coghlan pude contactar a Omar Meynet, hermano de Ángel, para
reconstruir la crónica del lanzamiento de Apolo 11 y al Dr. Federico Jonás, uno
de los tantos argentinos que se desempeñó en un punto clave del programa
espacial tripulado, desde su puesto de cirujano de vuelo, para las misiones
Apolo 17, Skylab y Apolo-Soyuz supo ofrecer el respaldo necesario para todas
las tripulaciones; varios datos aportados aquí han brindado un nuevo sentido a
los vuelos del programa Apolo, va por ello mi gratitud y respetos para él
también.
Un
agradecimiento especial para el periodista científico Julio Guerrieri, creador
y conductor del programa radial “El tercer planeta” con quien tuve el
privilegio de compartir el XVIII Congreso Internacional de LIADA en 2017, por
sus comentarios acerca de los experimentos realizados en el Apolo, relacionados
con los rayos cósmicos y su incidencia sobre la visión humana, de los cuales no
tenía conocimiento y otro para Gastón Junca Vega, de la Sociedad Astronómica
Dominicana, por sus valiosas observaciones aportadas en el manuscrito y en
tiempo récord.
Julio Guerrieri, conductor del programa radial "El tercer Planeta"
A
quienes con su constante buena vibra me acompañaron durante todo este año y
medio de gestación del libro, ofreciendo su tiempo, buenos consejos o
simplemente un momento para escuchar de que se trataba este proyecto, también
va mi agradecimiento, ya que en cada uno de ellos encontré una mirada nueva que
me sirvió para moldear todo este material, encaminando la obra hasta lo que
resultó ser hoy, sin ellos seguramente hubiera sido muy distinto. Gracias a Agustina
Marazzato, Cristian López, Rodolfo Dímer Lauret, Enzo de Bernardini, de Sur
Astronómico; Sebastián Musso, director del Observatorio Astronómico de Mar del
Plata; Diego Bagú, director de gestión del Planetario de la ciudad de La Plata
y a Fernando Venier, de la Asociación Amigos del Observatorio y Planetario
municipal de Rosario, por el constante apoyo recibido.
Enzo de Bernardini, de Sur Astronómico
Diego Bagú, Director del Planetario de la Ciudad de La Plata
Otro
firme amigo, quien me facilitó interesantes datos sobre la percepción del
programa Apolo en nuestro país es el periodista Roberto Solans (Ex diario La
Nación) quien además tuvo el honor de presenciar y registrar, en primera
persona, la visita a Argentina de los astronautas Neil Armstrong y Michael
Collins, pocos meses después de su
llegada a la Luna.
Roberto Solans, periodista del diario La Nación
Me ha animado mucho, por distintos motivos, el gran apoyo de los siguientes amigos, el Dr. Gabriel Bengochea (Director del Club de Astronomía Ing. Félix Aguilar) por la gran pasió compartida por los vuelos lunares y el espacio que siempre me ha cedido en el CAIFA desde 2012, Gastón Ferreirós (incondicional lo suyo), Jorge Angellotti y Osvaldo Ganzález, quien a su vez me contactó con la única periodista argentina de televisión que presenció el lanzamiento de Apolo 11 y condujo sus transmisión para todos los argentino, Mónica Cahen D´Anvers.
Dr. Gabriel Bengochea (IAFE - CONICET), Director del CAIFA
Mónica y su marido, César Mascetti, ambos periodistas de larga trayectoria, me abrieron gentilmente las puertas de su lugar en el mundo, La Campiña de San Pedro, donde además de contarme interesantes detalles de la histórica transmisión televisiva, Mónica también me comentó los entretelones de su entrevista con Wernher von Braun y las esposas de los astronautas de Apolo 11, Jan Armstrong, Pat Collins y Joan Aldrin.
Mónica y César los históricos periodistas de Canal 13.
Un gran e inesperado regalo he tenido por parte de los astronautas Edgar Mitchell, piloto del módulo lunar de Apolo 14 y Charles Duke, quien cubrió el mismo puesto en Apolo 16. Ambos caminantes lunares visitaron nuestro país y tuvieron el gran gesto de compartirme parte de sus vivencias en aquellas históricas misiones. Nunca podría terminar de darle las gracias a ambos.
Con Charles Duke (Apolo 16)
Con Edgar Mitchell (Apolo 14)
Finalmente el mayor agradecimiento de todos es para quienes cargaron con la parte más dura y pesada del proyecto, para quienes con su paciencia infinita soportaron ausencias, durante largas tardes e interminables noches, de invierno y de verano, aportando toda la fe en este proyecto y con una gran convicción, por supuesto se trata de mi mujer, Sonia y de nuestra hija, Sofía; sin ellas este libro simplemente no habría existido pues ellas son la motivación de mi vida.
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