domingo, 22 de diciembre de 2019

Agradecimientos finales

Desde el inicio de los tiempos, el hombre se ha caracterizado por ser un animal social, su existencia, así como todo lo que hace, estará necesariamente relacionada con su entorno y sus semejantes;  por eso este libro no es la excepción.

A partir del momento en que me propuse recrear la mayor hazaña de la humanidad para honrar, de alguna manera, un esfuerzo titánico, sin precedentes, por parte de cientos de miles de personas, comencé a transitar un camino en el cual me topé con mucha gente.


La mayoría de ellos se mostraron dispuestos a acompañarme en un proyecto que pretendía contar una historia ya conocida, pero con muchos detalles desconocidos, ocultos e invisibles y con el valor agregado de estar en el idioma de Cervantes, algo muy escaso en estas latitudes.

Hoy el proyecto es una realidad y no existiría, tal y como fue concebido, sin la ayuda de todos los que demostraron entusiasmo en el mismo, aportando desinteresadamente sus distintas experiencias, conocimientos, consejos y cuando hizo falta aliento para continuar y llevar a buen término este relato.
Agradezco infinitamente a Pablo de León, quien en los últimos meses repartió su tiempo entre la Universidad de North Dakota, donde dirige el Laboratorio de Vuelos Espaciales Tripulados y su constante lectura del manuscrito y aporte de datos, de primera mano, del programa Apolo para este libro.
Pablo de León, profesor de la UND

Muchas gracias a Colin Fries, encargado de los archivos multimedia históricos de NASA y a Eric Jones, editor de los registros de operaciones de la misiones Apolo (Apollo Lunar Surface Journal) quienes, me permitieron utilizar gran parte del material aquí expuesto.

Colin Fries y Eric Jones, curadores de los archivos históricos de la NASA

Son muchos quienes, enterados del proyecto, decidieron de manera desinteresada, sumar sus conocimientos, vivencias y experiencias relacionadas al programa lunar, entre ellos quiero destacar a Jorge Coghlan, quien a través de su incansable labor de difusión de la astronomía fundó el Centro de Observadores Del Espacio (CODE) en Santa Fé el cual actualmente preside. Coghlan gentilmente me facilitó las crónicas de una comitiva de la institución, encabezada por Ángel Meynet, que viajó a Cabo Cañaveral para presenciar el lanzamiento de Apolo 11.

Jorge Coghlan, Fundador y Director del CODE

Gracias a Jorge Coghlan pude contactar a Omar Meynet, hermano de Ángel, para reconstruir la crónica del lanzamiento de Apolo 11 y al Dr. Federico Jonás, uno de los tantos argentinos que se desempeñó en un punto clave del programa espacial tripulado, desde su puesto de cirujano de vuelo, para las misiones Apolo 17, Skylab y Apolo-Soyuz supo ofrecer el respaldo necesario para todas las tripulaciones; varios datos aportados aquí han brindado un nuevo sentido a los vuelos del programa Apolo, va por ello mi gratitud y respetos para él también.

Un agradecimiento especial para el periodista científico Julio Guerrieri, creador y conductor del programa radial “El tercer planeta” con quien tuve el privilegio de compartir el XVIII Congreso Internacional de LIADA en 2017, por sus comentarios acerca de los experimentos realizados en el Apolo, relacionados con los rayos cósmicos y su incidencia sobre la visión humana, de los cuales no tenía conocimiento y otro para Gastón Junca Vega, de la Sociedad Astronómica Dominicana, por sus valiosas observaciones aportadas en el manuscrito y en tiempo récord.

Julio Guerrieri, conductor del programa radial "El tercer Planeta"

A quienes con su constante buena vibra me acompañaron durante todo este año y medio de gestación del libro, ofreciendo su tiempo, buenos consejos o simplemente un momento para escuchar de que se trataba este proyecto, también va mi agradecimiento, ya que en cada uno de ellos encontré una mirada nueva que me sirvió para moldear todo este material, encaminando la obra hasta lo que resultó ser hoy, sin ellos seguramente hubiera sido muy distinto. Gracias a Agustina Marazzato, Cristian López, Rodolfo Dímer Lauret, Enzo de Bernardini, de Sur Astronómico; Sebastián Musso, director del Observatorio Astronómico de Mar del Plata; Diego Bagú, director de gestión del Planetario de la ciudad de La Plata y a Fernando Venier, de la Asociación Amigos del Observatorio y Planetario municipal de Rosario, por el constante apoyo recibido.

Enzo de Bernardini, de Sur Astronómico


Diego Bagú, Director del Planetario de la Ciudad de La Plata

Otro firme amigo, quien me facilitó interesantes datos sobre la percepción del programa Apolo en nuestro país es el periodista Roberto Solans (Ex diario La Nación) quien además tuvo el honor de presenciar y registrar, en primera persona, la visita a Argentina de los astronautas Neil Armstrong y Michael Collins,  pocos meses después de su llegada a la Luna.

Roberto Solans, periodista del diario La Nación

Me ha animado mucho, por distintos motivos, el gran apoyo de los siguientes amigos, el Dr. Gabriel Bengochea (Director del Club de Astronomía Ing. Félix Aguilar) por la gran pasió compartida por los vuelos lunares y el espacio que siempre me ha cedido en el CAIFA desde 2012, Gastón Ferreirós (incondicional lo suyo), Jorge Angellotti y Osvaldo Ganzález, quien a su vez me contactó con la única periodista argentina de televisión que presenció el lanzamiento de Apolo 11 y condujo sus transmisión para todos los argentino, Mónica Cahen D´Anvers. 

Dr. Gabriel Bengochea (IAFE - CONICET), Director del CAIFA

Mónica y su marido, César Mascetti, ambos periodistas de larga trayectoria, me abrieron gentilmente las puertas de su lugar en el mundo, La Campiña de San Pedro, donde además de contarme interesantes detalles de la histórica transmisión televisiva, Mónica también me comentó los entretelones de su entrevista con Wernher von Braun y las esposas de los astronautas de Apolo 11, Jan Armstrong, Pat Collins y Joan Aldrin.

Mónica y César los históricos periodistas de Canal 13.

Un gran e inesperado regalo he tenido por parte de los astronautas Edgar Mitchell, piloto del módulo lunar de Apolo 14 y Charles Duke, quien cubrió el mismo puesto en Apolo 16. Ambos caminantes lunares visitaron nuestro país y tuvieron el gran gesto de compartirme parte de sus vivencias en aquellas históricas misiones. Nunca podría terminar de darle las gracias a ambos.


Con Charles Duke (Apolo 16)

Con Edgar Mitchell (Apolo 14)

Finalmente el mayor agradecimiento de todos es para quienes cargaron con la parte más dura y pesada del proyecto, para quienes con su paciencia infinita soportaron ausencias, durante largas tardes e interminables noches, de invierno y de verano, aportando toda la fe en este proyecto y con una gran convicción, por supuesto se trata de mi mujer, Sonia y de nuestra hija, Sofía; sin ellas este libro simplemente no habría existido pues ellas son la motivación de mi vida. 


A todos ellos gracias por haberle dado vida a este proyecto, hoy hecho realidad.


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